Marcelo Gustavo
Márquez, Aviador Naval, héroe de Malvinas
La historia
Por 1982, la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, estaba
equipada con aviones Cazabombarderos Douglas A-4Q “Skyhawk” que habían
sido incorporados a la Armada Argentina a principios de la década del
'70, con asiento permanente en la Base Aeronaval de
Comandante Espora (BACE), Bahía Blanca.
Pocos días antes del 2 de Abril de 1982, la unidad recibió la orden de
apoyar con sus aviones A-4Q la recuperación de las Islas Malvinas,
operando a bordo del portaaviones "PAL (V-2) ARA 25 de Mayo".
A comienzos de mayo de 1982 y ante el cambio en la situación táctica,
la escuadrilla se trasladó para operar desde las bases en tierra del
Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS). La Tercera Escuadrilla
de Caza y Ataque contaba para ese entonces, con sólo ocho (8) aviones y
doce (12) pilotos, su comandante era el capitán de corbeta Rodolfo
Castro Fox.
La escuadrilla tuvo su bautismo de fuego el 21 de Mayo y realizó su
último ataque el 12 de Junio, cumpliendo un total de (39) treinta y
nueve salidas de combate. Durante las acciones en las que se vio
empeñada fueron derribados tres aviones A-4Q por acción de los
cazas"Sea Harrier" de la Armada Británica
El Hundimiento de la Fragata HMS “Ardent”.
Fueron dos secciones reforzadas de la escuadrilla, integradas por el
Capitán de Corbeta Alberto Jorge Philippi, Teniente de Fragata Marcelo
Gustavo Márquez, Teniente de Navío José César Arca, Teniente de Navío
Benito Italo Rotolo, Teniente de Navío Carlos Alberto Lecour y Teniente
de Navío Roberto Gerardo Silvestre, las que atacaron ala
flota Inglesa en el estrecho de San Carlos, hundiendo a la Fragata HMS
“Ardent”. Los aviones pertenecientes a los primeros tres pilotos fueron
derribados por aviones Harrier ingleses que escoltaban al buque.
Así perdió la vida el Teniente de Fragata Aviador Naval Marcelo Gustavo
Márquez.
También falleció el segundo comandante de la escuadrilla, capitán de
corbeta Carlos María Zubizarreta, al accidentarse en la Base Aeronaval
de Río Grande (Tierra del Fuego) al regresar de una misión de ataque al
destructor HMS "Antrim".
A esta "pequeña" unidad aeronaval de combate se le atribuye el
hundimiento de dos fragatas inglesas "Tipo 21" (HMS Ardent y HMS
Antelope) y averías graves a un destructor ingles "Tipo County" (HMS
Antrim).
El reconocimiento Extranjero:
Las acciones de la Tercera de Ataque sobre los cielos de
Malvinas en aquellos días de 1982, asombraron al mundo. Su
profesionalismo, su arrojo y entrega, fueron el firme mensaje de la
determinación soberana argentina. A tal punto que, el General de la
Aviación Francesa Pierre Clostermann, quien derribara 33 aparatos
alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, escribió una carta en la
que demostraba su admiración por las proezas, coraje y valentía de los
aviadores de combate argentinos, tantos los de la Fuerza Aérea como los
de la Armada.
Esta carta finalizaba diciendo: "… ¡¡¡¡¡ay de este mundo!!!!! que sólo
cree en aquellas causas en las que sus protagonistas se hacen matar por
ellas."
En el 2003, pocos meses antes de su muerte, en ocasión de reeditar su
libro, “El Gran Circo”, el mismo General Pierre Clostermann, volvió a
escribir:
“- También quiero que los jóvenes lectores de este nuevo
libro, guarden un pensamiento para los pilotos franceses de Mayo de
1940, los pilotos ingleses de Septiembre de 1940, los americanos de
Enero de 1942 en las Filipinas, los de la Luftwaffe en 1945 en la
defensa de Berlín y los pilotos argentinos que combatieron en Mayo de
1982 sobre los cielos de Malvinas”.
Ellos todos fueron sacrificados y todos ellos heredaron el caos dejado
por otros: pacifistas, políticos y naciones indolentes, negligentes o
laxas. Sin embargo, estos pilotos deben ser admirados, no mirados con
pena, porque en el instante final ellos pudieron decir: “He
experimentado en mi avión lo que otros nunca conocerán.”
a modo de epílogo finaliza este libro tan admirado por los aviadores de
todo el mundo, diciendo:
“- El Gran Circo ha pasado, el público ha quedado satisfecho, los
actores no demasiado malos, quizás en familia se siga hablando de él
otro día más, y aún cuando todo quede olvidado, en la plaza del pueblo
todavía estará la aureola del aserrín y los agujeros de las Estacas, la
lluvia y el olvido pronto borrarán las huellas, sólo los que fuimos
actores lo recordaremos…”