Finalizado el 1er Combate de la Vuelta de Obligado, los invasores
habían empezado su navegación hacia aguas arriba del Paraná con la
intención de atacar los poblados de Santa fe , Entre Ríos y Corrientes,
aunque parte de esas fuerzas continuaban merodeando la zona.
El General argentino Lucio Norberto Mansilla se encontraba
convaleciente de una fuerte herida recibida en el combate del
24 de noviembre del año anterior, durante una de las cargas a bayoneta
que ordenara y encabezara contra el desembarco anglo francés, una
esquirla de artillería lo había impactado en el pecho, tres costillas
fracturadas y otras heridas daban cuanta de ello y
prácticamente se lo dio por muerto, sin embargo, a las pocas horas se
levantó de su tienda y siguió luchando.
Durante ese tiempo Mansilla había ordenado reconstruir las
baterías y las fortificaciones defensivas, preparándose así para atacar
a los buques enemigos cuando se diera la ocasión. Por otra parte había
destacado partidas de caballería ligera que siguieran por tierra a los
invasores con la intención de atacarlos en otros pasos estrechos del
río.
El 2 de enero de 1846, hubo un nuevo desembarco de infantería anglo
francesa para tomar las baterías, el capitán de Fragata inglés Hontham
al mando de 300 infantes de marina y con seis piezas de artillería
ligera inició al amanecer el ataque.
Se desató entonces el denominado el “2do Combate de Vuelta de
Obligado”, pero en esta ocasión con los argentinos al mando
del Teniente Coronel de Marina Juan Bautista Thorne, con artillería
volante arrastrada por caballos y Lanceros de Caballería y secciones
de infantería del Regimiento de Patricios.
Thorne, relevo natural de Mansilla, también mostraba sobre su cuerpo la
furia del 1er combate de Obligado, había quedado prácticamente sordo
por sus propios cañones. Durante aquel combate, parado sobre
el parapeto de la batería “Manuelita”, Juan Bautista Thorne arengaba a
sus artilleros y solo descendía de su atalaya para rectificar el blanco
de los cañones. En esa batalla el retumbar de las piezas dañó
irremediablemente su oído, aunque no frustro su voluntad de seguir
disparando, cuando los buques enemigos lograron forzar el paso y seguir
remontado el río hacia el norte.
El general Mansilla le ordenó dos veces a Thorne que suspendiera el
fuego y se retirara recibiendo como respuesta “que sus cañones le
imponían hacer fuego hasta vencer o morir” como consecuencia de estos
hechos la historia lo recordó para siempre como el “Sordo de Obligado”.
Su desobediencia le sirvió para marchar arrestado al convento de San
Lorenzo y allí permaneció hasta que el mismo Mansilla transformó la
medida disciplinaria en el nombramiento de Comandante en Jefe de las
Costas del Paraná. En ese carácter comandó las baterías del combate del
Quebracho, en el que fue herido en el hombro izquierdo.
Los cañones argentinos habían sido emplazados por el general Mansilla
(al mando) en lo alto de la barranca, totalmente fuera del alcance de
la artillería enemiga desembarcada. Después del bombardeo inicial anglo
francés y el nuevo desembarco, las cargas a pura bayoneta de la
infantería del regimiento de patricios se repitieron constantemente y
los principales jefes argentinos fueron heridos en combate.
Los gritos de Viva la Patria se repetían y en medio del combate, la
banda de Música del Regimiento por orden del General Mansilla, tocó el
Himno Nacional Argentino, coreado a gritos de rabia por los bravos que
defendían la posición. Finalmente, los buques invasores y los
hombres del ingles Hontham, luego de librar una importante
batalla de más de tres horas, no tuvieron más remedio que hacer lo
posible para huir del lugar lo más pronto que se pudiese.
En este nuevo enfrentamiento dos mercantes artillados ingleses se
hundieron, otros cuatro fueron incendiados para no caer en manos
argentinas, y los vapores de guerra HMS “Harpy” y “Gorgon” resultaron
seriamente dañados. Es para recordar que los vapores de guerra que
acompañaba a los mercantes artillados, eran modernas naves blindadas,
con torretas de artillería giratorias y cohetes Congreve.
La guerra por el control del Paraná continuará con los
combates de "El Tonelero" , "Acevedo" , "San Lorenzo" y la "Angostura
del Quebracho", donde el 4 de junio de 1846, nuevamente el General
Lucio Norberto Mansilla los enfrenta produciéndoles terribles bajas
desde la “Barrancas del Quebracho”, al norte de San Lorenzo, logrando
una aplastante victoria argentina, la que significó el fin de los nueve
meses de aventura colonialista anglo francesa. Al iniciar el fuego de
artillería en la Batalla de Quebracho, Mansilla volvía a la carga al
grito de "Viva la soberana independencia argentina”. Otro jefe
argentino de gran actuación en este combate fue el Coronel Martín de
Santa Coloma, quién conducía el Batallón de Infantería Santa Coloma.
Durante el Bloqueo al Río de la Plata y la invasión al río Paraná
llevado adelante por las escuadras de Inglaterra y Francia, no fueron
estos los únicos ataques de las fuerzas extranjeras, el 21 de
marzo fue atacado el fondeadero y poblado de Ensenada (proximidades de
la Ciudad de La Plata), y el día 25, el poblado de Atalaya provincia de
Bs. As. En ambos casos, milicias locales de caballería, denominadas la
Guardia Fluvial y Terrestre de Atalaya, los obligaron a
reembarcarse y retirarse.
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