A 300 AÑOS DE SUCESIVAS INVASIONES militares,
comerciales y culturales a nuestro territorio y a nuestros ciudadanos,
el Reino Unido de la Gran Bretaña, continúa desde 1711 y hasta el
presente con su plan sistemático de apoderarse de nuestro país. Realmente
pocos argentinos conocen bien nuestra historia, muchas son las causas
de ello; cuestiones políticas, maneras intencionadas de educación a
determinados sectores, cipayismo y hasta algún tipo de corrupción,
serian solo algunas de ellas. Lo
cierto es que a todos nos enseñaron nuestra historia como una
conformación de ideas comunes al modelo necesario de Nación, dejando de
lado lo demás, como si no sirviera; en definitiva una historia muy
parcial. La realidad es que, pese a los 300 años de sucesivas; 1-Invasiones territoriales. 2-Bloqueos navales al Río de la Plata. 3-Piratería y depredación en nuestros mares del Atlántico Sur. 4-Ingerencias en políticas internas. 5-Interferencias a nuestro comercio internacional. 6-Alianzas con grandes potencias en nuestra contra. 7-Corrupción de ciudadanos e instituciones nacionales. 8-Sembrado de desconfianza, odio y discordia con nuestros vecinos.
9-Apropiación de nuestros recursos naturales. 10-Compra
encubierta de enormes extensiones de tierras argentinas en áreas de
frontera y dentro de las “Zonas de Seguridad Nacionales”. 11-Apropiación de nuestra industria básica. 12-Interferencias en nuestros polos científicos y tecnológicos. 13-Espionaje militar, comercial e industrial. 14-Presiones diplomáticas en todas y cada una de las organizaciones y fueros internacionales. 15-Amenazas con el uso de la fuerza militar, incluidas las armas nucleares. 16-No cumplimiento de las resoluciones internacionales en nuestro favor. A
todos nos contaron solamente de las dos invasiones inglesas a la ciudad
de Buenos Aires ocurridas en 1806 y 1807 durante el Virreinato del Río
de la Plata, sin que se mencione el resto de las invasiones
planificadas y/o realizadas a la Nación Argentina ni las que están
actualmente perpetrando, últimamente contando como aliado poderoso, a
la Comunidad Europea.
Hasta
el presente, el Reino Unido de la Gran Bretaña nos ha invadido en más
de 50 oportunidades, utilizando fuerzas militares, comerciales y/o
diplomáticas, Inglesas o acompañadas con la de sus aliados
circunstanciales ,como han sido a lo largo de estos 300 años, Francia,
Portugal, Italia, EE.UU, Chile, Brasil, Uruguay, la Organización de los
Estados Americanos, las Naciones Unidas y la Comunidad Europea, siendo
precisamente los Ingleses los que desde 1711 se han mantenido al frente
de todos estos atropellos, siempre con el mismo objetivo, el de
someternos colonialmente. Puede
que de este análisis no se haya tenido en cuenta alguna o algún tipo de
invasión, pero de todas formas, sirve para refrescar la memoria y como
reconocimiento a todos los criollos que dieron su vida, sus familias,
sus haciendas y su futuro, en las sucesivas reacciones del pueblo
argentino en contra del Imperio Británico y sus aliados. ANTECEDENTES DE LOS 300 AÑOS DE INVASIONES INGLESAS:
Nos
han acostumbrado a considerar las invasiones de 1806 y 1807 como la
primera y la segunda; pero las invasiones inglesas son al menos once en
la Época Hispánica, cuarenta y nueve en nuestro desarrollo
independiente. Antes de referirnos a ellas debemos primero hacer
algunas consideraciones. Argentina y Uruguay son los países americanos que más cantidad de costa han perdido a lo largo de la historia.
Se nos dirá que Bolivia perdió toda su costa del Pacífico, es cierto,
pero Uruguay y en parte la Argentina perdieron una extensión mucho
mayor que la boliviana. Si
partimos de la base de que nuestro territorio original fue inicialmente
el Virreinato del Alto Perú y luego de 1776, el del Virreinato del Río
de la Plata, hemos perdido la costa marítima que va de la Isla “Santa
Catalina” (Brasil) hasta la frontera actual de Brasil con Uruguay, en
la localidad del Chuy. En el sur, desde 1810, Argentina ha perdido por lo menos la mitad del Estrecho de Magallanes y las Islas Lenox, Picton y Nueva, las que están al sur del Canal Beagle y que dan sobre el océano Atlántico. Hasta 1826, las costas del Alto Perú (hoy
Bolivia) sobre el Pacífico, pertenecían primero al Virreinato del Río
de la Plata y luego a las Provincias Unidas del Río de la Plata, incluso el Puerto de Cobija rebautizado por el Mariscal Antonio José de Sucre en 1825 como Puerto La Mar, perteneció a la jurisdicción de Salta. Tampoco somos hoy soberanos, sobre nuestras grandes islas del Atlántico Sur como las Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y tampoco sobre el Territorio Antártico Argentino. En cambio Brasil tiene su isla Trinidad sobre el Atlántico y a 1.200 kms. al Este de Río de Janeiro; Ecuador conserva las islas Galápagos sobre el Pacífico y a 1.050 kms. al Oeste de su costa y Chile tiene
las islas Juan Fernández y la de Pascua, esta última también sobre el
Pacífico y a más de 3.000 kms. al Oeste de su costa continental. En general casi todas las naciones americanas han conservado sus islas, aunque Venezuela haya
perdido a Trinidad; pero ninguna como la Argentina, ha sufrido y sigue
sufriendo una presión tan sostenida y constante del Imperio Británico. En
la época hispánica se podía comprender esa presión y ese ataque a
España, en una lucha de predominio España y Francia por un lado, unidas
por los lazos familiares Borbónicos y desde 1761 por el "Pacto de
Familia", e Inglaterra pujante, formando su imperio en base a su
poderío marítimo y su adelanto industrial. En
la época independiente, la agresión es mucho menos justificable. La
Argentina obtiene su independencia contando con la ayuda inglesa en
armas y pertrechos. Es cierto que paga el duro precio de la dependencia
económica, pero ese era el verdadero objetivo de la ayuda del Reino
Unido de Gran Bretaña.
Los argentinos fueron muy buenos amigos de Inglaterra, nos convertimos en su proveedor de
cueros, grasas y carnes; nos adaptamos a sus necesidades y modalidades;
pero fuimos atacados militarmente en el Río Paraná, en Malvinas, en el
Atlántico Austral y en la Antártida, siendo aliados y en plena paz.
Los tiempos han cambiado, la Argentina ha alcanzado su independencia económica, pero
aún sigue la irritante presencia inglesa en parte de su territorio, aún
estando en paz y esperando reivindicaciones que duran demasiado en
concretarse. No
todo fue negativo en este dominio inglés de nuestra economía, ni
podemos dejar de resaltar el empuje inglés en las empresas humanas y el
vigor de sus instituciones; pero la nación de Nelson, Wellington, Locke
y Shakespeare deberá reconocer que otra nación que ha tenido a San Martín, Belgrano, Brown, Alberdi, Rivadavia, Mitre, Sarmiento y Roca, no
puede seguir teniendo ocupadas las Malvinas, sus islas australes y la
antártida, con argumentos basados y sostenidos con la fuerza. Esa pérdida de costas, islas y territorios soportada por la Argentina, por una presión que es la mayor que ha realizado la "Reina de los Mares" a un país sudamericano, es cierto que tiene otros factores de causa; pero la acción inglesa ha sido decisiva. Nuestra falta de conciencia marítima,
nacida de problemas coloniales y la existencia de una vasta y rica
tierra de demografía débil, ha influido para posibilitar ciertas
acciones inglesas. ¿Cuáles han sido las causas para
que Inglaterra interviniera más en la Argentina que en otras naciones
sudamericanas? Seguramente son varias y las expondremos brevemente: Es indudable que hubo un motivo político básico que fue el de consolidar el poder del imperio inglés, en una zona importante y rica con grandes posibilidades potenciales. Consideramos muy importantes los motivos geopolíticos y navales, por ser el Atlántico austral un mar de creciente importancia estratégica y
a Inglaterra le interesaba dominar la Argentina o alguna de sus partes,
como la Banda Oriental, hoy Uruguay, así como dominó en Singapur, la
India, Ceylán, Sudáfrica y Gibraltar. Todas esas posiciones eran o son dominantes del pasaje entre mares, capitales para una potencia marítima. Así
como desde el Cabo de Buena Esperanza se domina el pasaje del océano
Atlántico al Indico, desde Colonia del Sacramento y Buenos Aires se
dominaba la entrada y salida de la hoy llamada Hidrovía Paraguay
- Paraná, hasta el corazón ddel Mato Grosso brasileño, la
navegación del Río Uruguay, además de todos sus afluentes navegables
como el Río Bermejo, el Carcaraña o el Pilcomayo y desde las
Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y la península
Antártica, se domina el pasaje del océano Atlántico al Pacífico
Austral. Este último dominio comenzó a tener enorme importancia desde fines del siglo XVI hasta 1914, año en que se inauguró el Canal de Panamá.
Su importancia potencial siguió subsistiendo y ahora crece con la
posibilidad de la anulación del Canal por sabotaje o la presencia en
los mares de petroleros, gaseros, graneleros o mineraleros gigantes,
cuyas dimensiones no permiten el uso del Canal de Panamá. Los
motivos económicos dieron importancia a la Argentina y sus mares fueron
otro de los factores importantes, motivadores de las repetidas
agresiones. Desde que en 1680 Dn. Manuel Lobo fundó la Colonia del Sacramento, base avanzada de la penetración portuguesa en el Río de la Plata, esta
población fue el mayor centro del comercio legal y contrabando en el
Virreinato del Alto Perú (años después se crearía el Virreinato del Río
de la Plata). La
Gobernación de Buenos Aires creció con el contrabando realizado por los
ingleses, portugueses, holandeses y franceses. Los funcionarios del
virrey hacían la 'vista gorda' y los perjudicados fueron los
comerciantes monopolistas y el comercio mercantil español. También, desde 1776 la plata del Cerro Rico de Potosí (hoy
Bolivia) debía llegar y salir de Buenos Aires. La riqueza ganadera,
cueros en enorme mayoría, astas, cebo, tasajo o carne salada, se
obtenían y vendían muy baratos y se adquirían todo tipo de productos
manufacturados de los que carecía el virreinato, especialmente los
textiles de calidad. Inglaterra fue la primera nación que tuvo su revolución industrial y desde 1770, aventajó en 30 ó 50 años al resto de Europa. Con excesos de producción debía buscar mercados o si era factible, colonias donde ubicarlos.
Si además podía extraer de esos mercados materias primas baratas, mucho
mejor. A esto debe sumarse que en esos años también había perdido sus
colonias en Norte América, así que el Río de la Plata no sólo reunía
todas las condiciones, sino que potencialmente era un negocio
extraordinario. También
las ventajas de nuestros puertos y vías navegables eran apreciadas por
las autoridades y comerciantes portugueses y anglo holandés. El
comercio era incentivado por ellos hacia nuestras costas y de aquí
hacia el interior del territorio español. No siendo igual en el
pensamiento y acción de las autoridades españolas, quienes imponían un
férreo y cerrado monopolio comercial principalmente en el Mar del Sur. El
sistema de comercio español (pocos puertos, sistema de extracción
colonial) imponía que desde las colonias del Plata se enviara hacia
Europa productos pecuarios primarios (principalmente cueros, cebo), así
como de forma directa e indirecta (contrabando) metales preciosos. Se
las abastecía con productos españoles que llegaban con poca asiduidad,
altos costos y en la mayoría de los casos de muy baja calidad. En
contraposición el sistema de comercio británico, impulsado desde lo
material por la revolución industrial y basados en las ideas del escocés Adam Smith y a las del francés Francois Quesnay con
su laissez faire, laissez passer, (dejar hacer dejar pasar); se lanza a
conquistar el mundo blandiendo en una mano productos industrializados y
en la otra su espada. Estas ideas de “dejar hacer, dejar pasar” fueron
aplicadas por la corona británica a su política exterior, en una
combinación de intereses privados y públicos (geopolíticos y
socio-económicos). Se dejaba a los empresarios la iniciativa sobre las
distintas expediciones que además de tener rentabilidad económica
deberían servir a los intereses de la corona. Ejemplo de estas empresas
es la East India Company que promovió la invasión de la India en 1757. También, otra circunstancia económica primó en el último siglo para la "invasión marítima inglesa": la riqueza en pinnípedos y ballenas de nuestras costas y mares patagónicos, malvineros y antárticos.
A partir de la tercer década del siglo XVIII hasta nuestros días,
primero los británicos, luego los norteamericanos, franceses, noruegos,
holandeses, sudafricanos, han devastado nuestros mares, cazando cientos
de miles de cetáceos y varios millones de pinnípedos, hasta casi la
extinción de especies y exterminio masivo de otras. Hoy siguen
rusos, japoneses y chinos y esta historia continúa. Finalmente, otras circunstancias económicas han mantenido el interés del imperio sobre nuestros territorios, la
pesca industrial de los recursos vivos de nuestro mar austral, la
explotación de recursos petroleros y gasíferos del subsuelo argentino, tanto
en las islas como en la Antártica y sus plataformas submarinas, los
minerales estratégicos como el oro, la plata y las tierras raras y el
agua dulce de los glaciares cordilleranos y los humedales mesopotámicos. |